NO QUERIA SER POSEÍDA, QUERIA SER AMADA
Hola Nadia, soy Pepi esa muchacha que acogiste entre los años 1976-1977 para hacerle un favor a mi hermana Carmen y su novio Toni los cuales vivían en un apartamento unos pisos mas abajo de ti, y aunque han pasado muchos años me permito seguir dirigiéndome a ti de esa manera, ya que me dejaste muy claro desde el primer día que no te gustaba nada, pero nada, que te llamaran NADIUSKA.
Nadia nació en un pueblo como una niña mas, Nadia nada más verme imagino que le recordé a ella misma, nunca supe su edad ni quise saberlo, porque para mi Nadia nunca tuvo edad, como no la tienen los cielos azules preñados de nubes blancas, Nadia vivirá en mi siempre como un pájaro libre.
Hoy al escribir sobre ti noto como mis heridas van sanando poco a poco, porque estando juntas esos meses en tu ático del edificio Prado número 16 del paseo del Prado de Madrid , me enseñaste a reconocer mis emociones y a transformarlas, solo espero que mis palabras te honren y te conforten allá donde estés.
Compartiste parte de tu coraje conmigo para que una vez volara de tu lado pudiese sola continuar adelante, como así ha sido amiga, porque cuando dos personas han de encontrarse, el mundo las acerca, borra las distancias, une sus caminos y desafía lo imposible.
SERPIENTE SEDA ROJA, SERPIENTE SEDA ORO, SERPIENTE SEDA NEGRA.
Yo en ese tiempo tendría unos 18 años más o menos y cuando al día siguiente el portero subió al apartamento donde Toni trabajaba para entregarle las llaves del piso de Nadia, yo abrí la puerta y le pregunté, ¿pasa algo?, me contestó que no, que la señorita NADIUSKA le había dicho que tenía que entregar las llaves de su ático en el apartamento numero 311, le pregunté que si podía cogerlas yo y como me conocía me las dio.
Nos despedimos, cerré la puerta y Toni me dijo ¿ quien era Pepi?, el portero Toni, le respondí, ¿ que quería?, te ha dejado las llaves de la señorita NADIUSKA, vale, pues sube y poneros de acuerdo en lo que habló Carmen con ella el otro día, a lo que le respondí, vale pues me voy a ver en que quedamos.
Subí, llamé al timbre varias veces pero no me contestaba nadie, entonces abrí la puerta con las llaves que un rato antes me había dado permiso Toni para que las usara si tenia que hacerlo, las cuales no dejaban de temblar en mis manos de los nervios.
Metí la llave en la cerradura, abrí la puerta, asomé la cabeza y pregunté ¿ hola, hay alguien?, no tuve respuesta, pero quedé maravillada por todo lo que mis ojos estaban viendo, entré y empecé a caminar por una alfombra que cubría todo el suelo, suelo que me condujo hasta una estancia con dos puertas las cuales ni corta ni perezosa abrí sin saber que me iba a encontrar, y como cuando más tarde se lo conté a mi hermana Carmen ella me dijo que era un vestidor, lo que no le conté por si me regañaba sin estar la dueña de tan exquisito ropaje, fue que empecé a mirar, acariciar y oler inconscientemente todo, que cogí una delicada bata de seda que sobresalía entre el resto de las prendas de un color entre rojo, negro y amarillo y se me cayó al suelo, pero volví a colgarla rápidamente.
En esa época Nadia trabajaba mucho y pasaba largos periodos de tiempo ausente, pero yo subía todos los días a cotillear, hasta que un día si hubo contestación cuando llamé al timbre antes de entrar con la llave, ¿ quien es?, soy Pepi, y me preguntó, si llevas llaves pasa niña, y pasé, llegué hasta donde estaba ella, me sonrió, se interesó por lo que había echo todo ese tiempo desde que nos vimos por primera vez, le dije que estudiar, aprender a escribir a máquina y ayudar en la agencia, me dijo ¡eso está bien!, y sin más empezó a narrarme una historia que empezaba mas o menos así...
Veras Pepi, no te imaginas (porque hablaba muy bien español) cuantos recuerdos me trae la bata que has dejado medio fuera del resto de mi ropa, ¡creí morir cuando escuché de su boca esas palabras!, ¿ como podía saber que la había tocado?, era muy lista, observadora, inteligente, que voy a decir de ella que no sea verdad, y a continuación me miró y siguió diciendo, nunca se me ha ocurrido desprenderme de "ella" ( refiriéndose a la bata) ni por un instante, no me gusta que nadie la toque ni la mire, porque tiene algo que aunque invisible para el resto de las personas, solo "ella" sabe devolverme por unos breves instantes uno de mis secretos mejor guardados.
No sabía que decir, me quedé pasmada, y solo deseaba que continuase hablándome, cosa que hizo tras un largo silencio, o eso me pareció a mi.
Son secretos Pepi que solo "ella" ( refiriéndose a la bata ) custodia con esmero, estando siempre dispuesta a abrazarme cuando con respeto y suavidad me la coloco en mi cuerpo desnudo, y sin saber el porque de esa sensación, noto como me acarician suavemente todos esos hilos de seda con los que fue tejida, cortada y cosida en talleres nobles, los cuales intuyeron que en su momento el erotismo y el deseo de la persona que voluntariamente se entregara a mi con un apetito insaciable, el cual solo podía colmar en mi lecho, y al acabar poder cubrir su desnudez y dejar en "ella" su perfume, un perfume mezcla de sudor y feromonas, de un ser apasionado deseoso de equilibrar sus mas bajos instintos con una exclusiva hembra que estuviese a la altura de su cruzada.
El deseo y el placer, la fuerza y la debilidad, el todo y la nada, hasta caer derrotados en un profundo sueño vencedor y vencido, entrelazados por una delicada e invisible cinta de pasiones, esperando poder despertar en cualquier instante con vigor suficiente para sin cruzar ninguna palabra, el ardor de su cuerpo fuese capaz irracionalmente de volver a empapar de nuevo el lujoso atuendo que con gran honor deseaba envolver el mismo cuerpo hasta un nuevo encuentro.
"Ella" (refiriéndose a la bata) me permite cogerla, abrazarla y volver a experimentar sensaciones que inútilmente logro olvidar, por eso la guardo pero hace mucho que no me la pongo, porque si lo hiciera sería como desear morirme viva y porque su mundo es muy pequeño para lo grande que es el mío.
No entendí nada de todo aquello que me estaba contando, estaba esperando que una vez terminase, me llamase la atención por haber sido tan atrevida, pero no lo hizo, solamente termino de hablar y me dijo ¿ me puedes acercar por favor mis zapatillas Pepi?.
CONTINUARÁ.
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