domingo, 4 de agosto de 2024

MIS RECUERDOS EN EL PREVENTORIO DOCTOR MURILLO DE GUADARRAMA 2ª PARTE

Lo que se me da muy bien es escuchar y recordar cosas, cualidades imprescindibles cuando la vida te invita a jugar a su juego, un juego en el que el sentido del humor brilla por su ausencia.

Me he pasado toda mi existencia mirando hacia atrás esperando ver cuando se iba a derrumbar todo lo que había conseguido, para que cuando llegara el momento de enfrentarme a todos esos engendros diabólicos que me dieron por muerta, poder tener el pastel más dulce cocinado en el infierno terminado, un pastel con nombre propio "venganza".

No me avergüenzo en defender aquello en lo que creo, ya que mis palabras siempre han sido y son palabras cargadas de verdad, mi verdad y única verdad, de pensamientos y hechos espléndidamente confirmados por quienes se apiadaron de mi, por quienes lo siguen haciendo a cambio de nada,

Durante años he llorado y reído a la vez , mientras controlaba mi mente y la entrenaba para utilizarla correctamente, y conseguir volver a escuchar tu voz hermana en mi cabeza, una voz que me dijese que debía de continuar con mi vida, una voz que me hiciera volver a sonreír, porque la satisfacción de haber llegado hasta donde he llegado para nada alivia mi corazón torturado, porque si me tengo que enfrentar a alguien más fuerte que yo, tengo que esforzarme en hacerle creer que yo no lo soy, seguirle la corriente hasta conseguir la información que tanto me costaría acceder a ella por otros cauces, y claro luego una vez que ya la poseyera ¿ cual debería ser mi siguiente paso?, ¿ cortarle el cuello procurando no dejar huellas en el cuchillo?.

Porque las formas de hacer las cosas no importan, porque seguiré cuidando de ti aunque ya no estés, porque los golpes que más duelen son los que menos te esperas, y el golpe que me dieron en 1981 llenó mi cabeza de cristales rotos.

El pasado me está pisando los talones y no me queda otra que huir o sentarme a esperarle, voy a hacer lo segundo, lo primero es de cobardes y yo tengo muchos defectos pero ese no es precisamente uno de ellos.

Me cuesta mucho tener que luchar con un enemigo que está en mi propia cabeza, aún así lo voy a hacer porque hay personas que se merecen que lo haga.

Hoy lo hago, y mañana lo haré nuevamente invadida de un indescriptible sufrimiento seguiré relatando lo que me hicieron cuando tenía solo ocho años.

La primera idea para deshacerse de mi una vez llegado a un acuerdo todos los miembros de la familia donde nací, esa que negoció quedarse con mi hermana y conmigo a cambio de que nuestro padre enviara francos suizos mensualmente para según ellos ¿ nuestra manutención y cuidados?, no fue otra que ¡INGRESARME EN UN PREVENTORIO!, para los de la logse ( CAMPOS DE CONCENTRACIÓN FRANQUISTAS PARA NIÑOS Y NIÑAS ), que publicitaba el régimen como "CAMPAMENTOS DE VERANO", y es entonces cuando empieza mi autentico vía crucis.

Mi primer PREVENTORIO no se eligió al azar, estos seres adocenados estaban empadronados en Madrid, y estaba claro que me debían de ingresar en uno cerca de la capital, así que escogieron el más cercano "EL PREVENTORIO FEMENINO DE LA SIERRA DE CUADARRAMA", en el que nada más llegar allí comprendí que aquello era un lugar de sufrimiento, vejaciones y malos tratos.

Me desnudaron y rociaron con unos polvos blancos que al respirarlos comencé a toser y me llevé el primer guantazo, luego me pusieron una especie de vestido que recuerdo raspaba la tela muchísimo, me cortaron el pelo y me pulverizaron la cabeza con un pesticida llamado DDT, me la enrollaron con una toalla blanca con la que me obligaron a dormir toda la noche, imaginaros por un momento la escena tan dantesca e ininteligible para una criatura de tan corta edad, la cual a la mañana siguiente cuando la levantaron y se la quitaron las CUIDADORAS vieron que tenia toda, todita, toda la cabeza llena de llagas.

Los guantazos te los daban por cualquier cosa, por ejemplo por llorar, por reír, por hablar, por toser, por estornudar, no te dejaban ir al servicio si no era en las horas que las "CUIDADORAS" tenían marcadas, y por supuesto no te entretuvieras que si tardabas cobrabas.

A mi me pusieron un lazo morado en la cabeza imagino que para distinguirme del resto de las niñas que llevaban otros de colores distintos como el amarillo, el rojo, el cual te advertían que estaba prohibido nombrarlo y lo debías de llamar blanco, el verde, el azul, un lazo que debíamos de enseñar a la hora de acostarnos y colgarlo muy pero que muy derecho en la cama porque si se nos caía nos castigaban levantándote a ti y a más niñas bruscamente y al hacerlo totalmente aterrada no se les ocurría otra cosa que quemarte con la cera de una vela encendida el culo, y dejar que las otras niñas a las que habían levantado hicieran un circulo a tu alrededor para que lo vieran. 

Algunas se orinaban en los colchones y las dejaban toda la noche con las sabanas mojadas y para mas inri nos abrían las ventanas de par en par.

Recuerdo, claro que recuerdo unas Navidades, si, Navidades, suena bien ¿verdad?, nos pusieron a los pies de nuestras camas mas temprano de lo normal, camas que teníamos que hacer a diario al igual que fregar de rodillas todo el pabellón con estropajos, jabón, lejía y trapos para recoger el agua fría de los cubos y eso antes de que nos dejaran lavarnos solo con las bragas puestas y darnos el desayuno, una especie de papilla o algo así que a mi me daba un asco horrible, y como me producían arcadas y alguna que otra vez devolvía me la hacían volver a  tragar tapándome la nariz y echándome la cabeza hacia atrás mezclada con mi vomito.

Pues en esas Navidades iba pasando con las CUIDADORAS al lado un señor de negro que una a una nos iba entregando un regalo, a mi me tocó un reloj de plástico que tenia una nariz pintada unos ojos y unas manillas que se movían, y a la niña que estaba a mi lado una zapatillas rojas con borreguito por dentro que me parecieron tan calentitas que se las cambié por mi reloj que simplemente no me gustó nada como me miraba y además pensé que no era nada practico porque jamás me enseñaron a jugar y entonces ¿ que iba a hacer yo con él?.

Rebelde, si, inquieta, si, contestona, si, desigual y difícil de controlar, también, ahora lo entiendo todo.

Maldito lugar, lugar donde las torturas eran retorcidas, inhumanas, por ejemplo, la ducha era semanal, nos desnudaban y en fila india con un frio horroroso las chicas mayores con un estropajo impregnado en jabón iban frotando tu cuerpo, y hasta que no te hacían heridas en la piel no paraban.

Recuerdo, claro que recuerdo sus miradas homicidas, dementes, desequilibradas y como disfrutaban ejerciendo su cometido, y una vez que finalizaban su trabajo nos secaban con un par de toallas para todas, toallas mugrientas, empapadas en agua de haber secado a otras niñas mientras desnudas y muertas de frio nos poníamos las manos en el pecho con los brazos cruzados, encorvadas y las piernas juntas.

Recuerdo, claro que recuerdo, que con el pelo aun muy húmedo y esperando a que llegara mi turno para vestirme, en el lugar que me encontraba había unos grandes ventanales sin cortinas donde desde el otro lado unos hombres nos observaban y nos hacían fotos.

Recuerdo, claro que recuerdo el vaso al día que nos daban de agua, la sed que pasaba y para aplacarla solo se me ocurría cada vez que iba a orinar por muchas ganas que tuviera, no hacerlo hasta que no metía las manos en el inodoro para sacarlas llenas de agua que ansiosamente consumía, después hacía mis necesidades y tiraba de la cisterna. 

Recuerdo, claro que recuerdo como cada mañana cuando nos pasaban revista nos llevaban a una especie de enfermería donde nos subían las mangas y nos pinchaban en el brazo unas inyecciones que según el día que fuera de la semana eran de un color distinto a las cuales el medico y las enfermeras que estaban allí las llamaban vacunas, y era tan fuerte el dolor que me producían a mi e imagino que a las demás niñas que la habitación se llenaba de llantos mudos prohibidos. 

Recuerdo, claro que recuerdo haber escuchado que estaban experimentando con nosotras, porque cuando uno va de CAMPAMENTO sea al lugar que sea, lo normal es que vayas vacunada de todo por si acaso, y no vacunarte una vez que has llegado al lugar de destino, y más en esa época en la que había cantidad de enfermedades infecciosas producidas por el hambre, la desnutrición, la pobreza, la higiene etc...etc...etc...

Recuerdo, claro que recuerdo tener compañeras con POLIOMIELITIS enfundadas en unos aparatos ortopédicos monstruosos y niñas con SÍNDROME DE DOWN las cuales se las llevaban las CUIDADORAS por las noches y al día siguiente nos decían que sus familias habían ido a recogerlas cuando era mentira, porque ¿ a donde las conducían las CUIDADORAS a esas horas?, ¿ porqué no las devolvían a sus camas?....

Recuerdo, claro que recuerdo que ninguna teníamos tuberculosis, no, nos metían en esos ¡CAMPOS DE CONCENTRACIÓN FRANQUISTAS! para ¡EXPERIMENTAR CON NOSOTRAS Y LAVARNOS EL CEREBRO!, niños y niñas todos de familias sin recursos, humildes, o conflictivas, pero seguro que nunca fueron ni hijos ni hijas de los GENERALES DEL REGIMEN a estos tan anunciados a bombo y platillo ¡CAMPAMENTOS!.

Recuerdo, claro que recuerdo que cuando visitaba el PREVENTORIO DE GUADARRAMA LA MUJER DEL DICTADOR, CARMEN POLO DE FRANCO conocida cariñosamente como "LA COLLARES" y sus amigas, ese día nos daban de comer muy bien.

Recuerdo, claro que recuerdo la cantidad de carne, leche, fruta, verdura, sacos de legumbres, de harina,  de arroz , botellas de aceite etc...etc...etc... que descargaban habitualmente en los almacenes y que imagino que parte se lo repartirían entre las CUIDADORAS y la otra parte la dejarían para dar de comer los fines de semana a las familias que iban a visitar a sus hijos, por cierto a mi nunca fueron a visitarme.

Recuerdo, claro que recuerdo que no nos dejaban tener contacto con el exterior, y las cartas que nos obligaban a escribir poniendo lo que ellas nos dictaban para luego entre risas y burlas quemar las que habíamos escrito nosotras en un gran puchero como de hierro en la cocina, lo sé porque yo siempre fui una de las niñas que no gozaba de algunas simpatías y privilegios, ya que no solo no hacía nada por ganarlos, todo lo contrario, cuanto más me pegaban , cuanto más me castigaban y me humillaban más fuerte me hacia.

Recuerdo, claro que recuerdo cuando me gritaban ¡LLORA!, ¡QUE LLORES!, nunca lo hice porque ya venia de vuelta del dolor físico, no lo hice, no, no lo hice ni cuando me violaron. 

En varias ocasiones me dejaron durante un tiempo el cual se me hizo eterno en el patio en verano, a pleno sol, un sol que al ser yo tan blanca agrietó mi piel, las CUIDADORAS se alarmaron al verme desmayada y me llevaron a la que llamaban "LA CASITA".

Pero les daba igual que fuera verano o invierno y la nieve en Guadarrama cayera hasta cubrir por completo el PREVENTORIO, no se cortaban ni un pelo dejándome a la intemperie con un camisón eso sí de manga larga, y según el humor que tuvieran en ese momento me calzaban o no, mientras tiritando escuchaba sus risas que venían de las ventanas que daban donde me habían dejado ¿un minuto?, para qué, ¿para darme una lección?, ¡¡¡para qué entonces!!!.

Me llevaron a un lugar donde salías, si es que lo hacías, peor de como habías entrado, física y psicologicamente destrozada ¡¡¡PERO VIVA!!!, a mi me iban a buscar cuando mi padre exigía ver la mercancía o sea, yo, para ver si sus francos suizos se estaban invirtiendo bien.

 A este lugar donde la segunda vez me llevaron no iba ningún niño o niña sin un motivo justificado, llegaron a conseguir un justificante de un medico amigo de la familia para que legalizara con su firma que tenia un problema pulmonar, y que debían de ingresarme en uno de los mas prestigiosos de España que no era otro que EL PREVENTORIO  DE AIGÜES DE BUSOT, SANATORIO DE TUBERCULOSOS en ALICANTE,  se eligió porque el aire del mar aunque se encontraba lejos me iba a venir muy bien para mi falsa dolencia.

CONTINUARÁ.

   



 

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