PACTO DE SILENCIO EN EL PREVENTORIO DOCTOR MURILLO DE GUADARRAMA ADOCTRINAMIENTO Y EXTIRPACIÓN DEL " GEN ROJO" A NIÑOS Y NIÑAS.
Según el psiquiatra militar ANTONIO VALLEJO-NANÁJERA degradaba la pureza de la raza española, por ese motivo torturó a miles de prisioneros republicanos ( hombres y mujeres) para tratar de eliminar de ellos lo que el llamaba el "GEN ROJO".
Este invierno he estado en la calle Doctor Sánchez de Madrid capital donde viví un tiempo que jamás voy a poder olvidar ni pretendo hacerlo.
He paseado por los mismos lugares donde en algunos momentos me ha parecido que ibas a doblar la esquina hermana Carmen para darme un susto, como te gustaba hacer cuando jugábamos al escondite y que incluso antes de terminar yo de contar cien, no solo no te ibas corriendo a buscar un lugar donde agacharte y esperar a que te encontrara, si no que valientemente te quedabas a mi espalda, y cuando estaba apunto de terminar, tu me agarrabas con fuerza de la cintura haciendo que mi corazón se sobresaltase de tal manera que me dejabas incluso sin apenas respiración, del susto tan morrocotudo que me dabas, y que hoy por hoy sigue sintiendo lo mismo cada vez que pienso que quizás en algún momento tu volverás a no dejarme terminar de contar cien, y podré sentir una vez más tus brazos rodeándome junto a ese beso en mi mejilla como recompensa para amortiguar el sobresalto de ese instante, un beso que me estampabas con tanta fuerza que mi rabia por haber vuelto a caer en la misma trampa que siempre me hacías una y otra vez se desvanecía como por arte de magia.
Ahora ya se lo que hicieron contigo, ahora ya se el como, el cuando y el donde, y siento como si cada mañana me arrancasen el corazón y volvieran a introducírmelo cada noche en el mismo hueco de donde lo sacaron, un hueco que encallecido deja que suceda, y que lo consiente voluntariamente con la esperanza de que un día fatigado al amanecer deje de latir apiadándose de mi y me dé la oportunidad de llevarme contigo.
Mi dolor se ha convertido en un amigo entrañable e intimo que de danto acompañarme en mi sufrimiento ha llegado a consolarse, junto a la soledad de mi alma y el silencio de las habitaciones de mi casa.
La mañana era un poquito fría, y vestir totalmente de negro llama bastante la atención a la gente que pasa a mi lado, y ver a una persona con tanta dignidad, de porte quijotesco luciendo a esas horas tan inapropiada vestimenta, ¿debería volverme hacia ellos y decirles que estoy muerta?, porque muerta estoy desde que no estás conmigo.
Mis manos enfundadas en unos guantes de piel seguían estando heladas, y mis pies hacían juego con ellas imagino que para que no se sintieran tan solas en su malestar.
He caminado y caminado, mirando, observando cada rincón ,cada quicio, cada portal y cada local en donde antes había un dispensario de aceite, leche, huevos o pan, ahora hay un cartel que dice "SE ALQUILA" o lo regenta una familia asiática.
Que inmenso me parecía entonces ese barrio de casas sin ascensor, de calles sin asfaltar, por donde pasaba un tren, ese que cada hora nos anunciaba a los más pequeños que no nos acercáramos a sus vías, ya que carecían de protección y nos podían llevar por delante si osadamente nos atrevíamos a cruzarlas.
He pensado tanto en ti, en todo lo que nunca llegué a contarte para que no sufrieras, para que fueras feliz, para que no te preocupases por mi que ahora me arrepiento de no haberlo hecho, tal vez las cosas para las dos hubieran cambiado y mucho, y aunque yo era la pequeña de las dos tu siempre necesitaste a una hermana mayor, una hermana mayor que no supo protegerte lo suficiente.
He parado por un instante para levantar la vista hasta el cuarto derecha del edificio donde vivimos una vez las dos y te he vuelto a ver, si, te he vuelto a ver hermana, tu pelo castaño oscuro, largo, tu cara redondita , tus ojos grandes y he escuchado por un momento como me gritabas ¡PEPI SUBE A COMER!, ha sido entonces cuando a mi mente han vuelto esos escalofriantes recuerdos de cuando me apartaban de ti y tu preguntabas donde estaba tu PEPI, donde está mi hermana, y nunca te dijeron donde me llevaban esos monstruos desprovistos de sentimientos hacia nosotras con quien nos dejó nuestro padre.
He parado, si, tenía que hacerlo porque necesitaba recordar más, recordar como la malvada ama de llaves del castillo te obligaba a bajar a buscarme, no sin antes regañarte por no haber cumplido bien sus ordenes.
Bajabas, me cogías del babi y me decías "jolines siempre me haces lo mismo Pepi" ahora nos la vamos a ganar, ¡ déjame!, te decía revolviéndome, ¡ que me dejes porras!, ¡ que no Pepi!, ¡ venga!, ¡ vamos!.
De mala gana y sujetada por tu fuertes manos, a trompicones me arrastrabas escaleras arriba hasta llegar a casa de quienes siempre nos decían ¡ os queremos como si fuerais nuestras hijas!, ¿ COMO UNAS HIJAS?, que fuerte podían haber quitado el como, y a continuación pedazo de tortazo " BUMERAN", me explico, de ida a mi y de vuelta a mi pobre hermana.
Mientras a mi mente no dejaban de llegar momentos vividos una vez al año cada año durante meses en LOS PREVENTORIOS en los que me abandonaban sin piedad alguna, donde muchos de ellos eran tan devastadores que cada vez que los recuerdo las heridas que me produjeron vuelven a sangrar abundantemente y se niegan a cicatrizar. Mi muy amada, querida y jamás olvidada hermana Carmen, quiero contarte que había días en los cuales por ejemplo venia una CUIDADORA, y sin ton ni son me agarraba de los pelos, me arrastraba hasta su mesa y mientras me insultaba salían de su boca palabras de odio y antipatía, palabras como "estás aquí porque no te quiere nadie", " no te van a venir a buscar nunca", "te voy a moler a palos hasta que obedezcas", y así continuamente, pero bueno lo peor no era eso, lo peor era cuando terminaban las niñas de asearse en la hilera de lavabos donde el jabón estaba pegado a la pared por un hierro, donde nuestras manitas para sacarles algo tenían que humedecerse primero, llegaba ella, me apartaba de todas mientras salían a vestirse, y una vez vestidas cantar "EL CARA EL SOL" y desayunar la papilla de siempre, cerraba la puerta, me empujaba junto a una de las bañeras, la llenaba, me sumergía en ella, y yo con los ojos abiertos desde el fondo lo único que venia era su delantal y las manos que me sujetaban para que no pudiera subir a respirar, y así me tenia un buen rato, hasta que cuando se daba cuenta de que me iba a quedar sin oxigeno, de que podía morir ahogada, me soltaba, llegaba a la superficie, mis pulmones se llenaban nuevamente de aire empezaba a toser y sin explicación alguna se iba dejándome sola sentada con el agua hasta el cuello sin fuerzas, intentando entender el porque me hacía eso, y como eso muchas mas hermana.
Eran las dos de la tarde y continuaba sumida en un caos interno tan lacerante que incluso cuando intenté levantarme para proseguir mi camino de vuelta, no pude, mis piernas no querían obedecer las ordenes que le daba mi cerebro, y solo temblaban sin querer hacerlo, fue entonces cuando renuncié a ello, continué sentada intentando coger fuerzas de donde siempre las he sacado "NOSOTRAS".
Por fin despacito, paso a paso, desfallecida por tantas emociones, fui dejando parte de mi en esas baldosas las cuales no eran precisamente amarillas, para que mi esencia quedara impregnada en ellas y no te sintieras tan sola como yo me siento.
RECUERDO ESOS AÑOS CONTIGO MEJOR QUE MUCHOS AÑOS DE MI VIDA SIN TI.
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