CERTIFICADA Y CON ACUSE DE RECIBO.
No se pueden alargar los momentos perfectos, por eso se llaman perfectos.
Porque soy una persona que recuerda una y otra vez lo mismo para que no se le olvide sonreír de nuevo, porque soy una personas que después de tanto sufrimiento, tantos abandonos, tantas separaciones y tantas traiciones, continuo oliendo a quiero, puedo, y me lo merezco, porque soy de ese tipo de personas que en vez de decir las cosas las hago, en vez de pensarlas lo intento, y jamás las sueño porque los sueños, sueños son, pero que cuando decido sacar de mi vida a alguien antes de hacerlo le advierto que "NO TODA LA BASURA ES RECICLABLE!
Crecí superando cada obstáculo que la vida me iba colocando en el camino, y hoy sigo llorando, agotada cada vez que me levanto por las mañanas, aún así lo hago tras una eterna noche donde el único sonido que escucho es el tic-tac del reloj, el cual me recuerda que cinco minutos bastan para soñar con toda una vida, mi vida.
NUNCA HE GUARDADO RENCOR, SOLO NOMBRES.
Mi siguiente destino una vez me sacaron del Sanatorio-Preventorio ¿anti? tuberculoso de AGUAS DE BUSOT, fue a la Avenida de Monte Igueldo en Vallecas donde habían cogido una nueva casa con el dinero de la herencia, mis tíos con mi prima (su hija), mi abuela y a donde llevaron también a mi pobre hermana Carmen.
Nada más llegar me arreglaron bien arregladita, con un jersey naranja y una falda corta blanca a juego con unos zapatos charol del mismo color, luego me sentaron en el salón y la hermana de mi padre comenzó a hablar del inminente futuro que me esperaba, mientras los demás a mi alrededor escuchaban sus palabras, palabras que comenzaron con:
Verás Pepi, tu padre ya está en España y ha comprado una casa cerca de aquí para llevarte a vivir con "ÉL", así es que cuando te llevemos a su casa tienes que comportarte porque tiene muchas ganas de verte ¿ lo has entendido pequeña zorra?, la miré fijamente, yo estaba muy flaca y mi cara reflejaba la delgadez extrema que mi cuerpo, ni con esa ropa almidonada nueva que me habían puesto podía disimular, no dije nada, simplemente asentí con la cabeza, a lo que me contestó ¿ te ha comido la lengua el gato?, (la frase venía a pelo porque tenían un gato rubio al que llamaban Chiqui), y ese fue el detonante de mi primer tirón de pelo en esa casa, un tirón de pelo que arrancó de mi boca la única pregunta que de verdad quería saber ¿ DONDE ESTÁ MI HERMANA CARMEN?, PUF... ¡ en que hora pronuncié su nombre!, se produjo un silencio enorme durante un buen rato hasta que mi tía se sentó junto a mi y su respuesta fue, Pepi, tu hermana está bien pero no la puedes ver ahora porque está en el colegio, a lo que le contesté, ¿ y cuando viene?, ya toda desquiciada se levantó y dijo gritando ¡PARA TI NUNCA PORQUE VA A VIVIR AQUÍ!, agaché la cabeza, y cuando la volví a levantar para mirarla lo hice fijamente, no la contesté, y no lo hice porque hacia rato que había dejado de escucharla, porque mi corazón estaba gritando de dolor, un dolor que le estaba deseando un insomnio permanente mientras viviese, un insomnio lleno de todos mis recuerdos vividos en esos lugares a donde me llevaron para separarme de mi HERMANA CARMEN, y con un poco de suerte para todos ellos acabar muerta.
Quería esperarla, no me dejaron, abrieron la puerta, bajé las escaleras de la mano de mi tía sin recuerdos de todo lo que me ocurrió allí, sin recuerdos pero con memoria.
Me llevaron a la Calle Cordillera de Cuera numero 24, ubicada en unas de las tantas calles que convergían subiendo por la Avenida de San Diego, pasadas tres o cuatro bocacalles, torcieron a la izquierda en una de ellas, aparcaron cerca de la esquina el coche, me abrieron la puerta, salí, volvieron a cogerme de la mano esta vez mi tío, hasta el portal donde entramos, subimos unas escaleras hasta el primero izquierda, no tuvieron ni que llamar al timbre porque en el descansillo se encontraba esperando un señor moreno, delgado, alto con un jersey de rombos blancos y negros que nos invitó a pasar.
Todos se abrazaron, se dieron besos y procedieron a sentarse en una habitación que había a la derecha donde presidia un gran sofá, una alfombra, un televisor, un mueble de madera, un cuadro y una lampara. Me sentaron en una silla en medio de todo eso, mientras ellos hablaban y hablaban, discutían, y discutían, yo solo les miraba.
De repente, dijo mi tío, ahora vengo Paco voy al coche que se me ha olvidado una cosa, se marchó y regresó con una maletita roja pequeña.
Bueno "Paco", esta es tu hija Pepi, Carmen se queda a vivir con nosotros, lo ha decidido tu madre así, muy bien respondió "Paco", pues nada nos vamos, se volvieron a besar todos mientras se despedían, y mi tía le dijo ¡ ya hablamos hermano!, "Paco" cerró la puerta, y se marcharon dejándome allí, y como dice el gran maestro D. JOAQUIN SABINA (en una de sus más famosas canciones), ¡Y EL PORTAZO, SONÓ COMO UN SIGNO DE INTERROGACIÓN!, Y SOSPECHÉ QUE EL DESTINO VOLVÍA A VENGARSE DE MÍ.
Pues nada pensé, ¿ y ahora qué?, mis pensamientos fueron respondidos en cero coma cero segundos, mi padre, apareció con una señora morena, bajita, regordeta (bueno al lado mío yo la vi entonces así, o como se suele decir muy bien alimentada pero sin el como) y me dijo...
Pepi: A partir de ahora vas a vivir aquí con nosotros, esta va a ser tu nueva madre a la que debes obedecer...
ESE DÍA ESTRENÉ UNAS CADENAS NUEVAS HECHAS POR EL MISMO FABRICANTE.
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