domingo, 16 de junio de 2024

 ATRAPADA EN UN ATAÚD SIN SALIDA DE EMERGENCIA

Después de la muerte no hay nada, es por eso que soy cuidadosa con ella y atenta, porque quién es mas sensato con la vida es aquél que está menos preocupado por la muerte.

Continuo sin resignarme a mi soledad, esa compañía invisible que continuamente me pregunta  ¿ que es para mi la muerte?, y a su pregunta siempre le contesto que la deje en paz, que la deje que viva su vida y me deje a mi vivir la mía.

Y cuando venga a buscarme, y antes de que me depositen en un ataúd, y antes de devolverle a la vida los 21 gramos que me prestó para vivirla en un corto suspiro, pensaré en ti mi hermana guerrera, invencible, luchadora incansable, en ti, mi amiga fiel en todas las pocas horas que me dejaron vivir contigo.

Hasta ahora me sentía fuerte, hasta ahora las pocas ganas de vivir me empujaban hacía tu morada, hasta ahora mi esperanza alimentaba mi animo para continuar viva, hasta que te vi enterrada en un nicho donde pocos años antes un alma caritativa puso tu nombre en un folio blanco junto a unas flores de plástico amarillas, y una foto de nosotras dos cogidas de las manos, sin poder proteger tan maravillosas ofrendas del mal tiempo, porque la justicia una vez más me negó que pudiera cubrirlas con una pequeña lápida y resguardarte del calor, del frio invierno de la lluvia, para que todo el mundo que levantara la vista hasta donde tu estas supiera quien eres, que no te encuentras enterrada en un espacio destinado exclusivamente a todos aquellos que nada tienen, que a nadie tienen, que sencillamente son de la beneficencia.

El monstruo ha muerto hermana, y ha dejado todos sus bienes a su mujer y su hija , cuando leí el encabezamiento de "HEREDERAS UNIVERSALES", lo tuve claro y lo "REPUDIÉ", no me hizo falta más, no quise que me lo leyera el notario, ¿ para que?, nunca fuimos nada para nadie, te encontré si, y entre unas cosas y otras comprendí que quedaba huérfana en una vida que se me está haciendo muy pero que muy larga.

Desde que te fuiste  tengo un nudo en el estomago que nunca se va, es transparente como el vacío que me dejaste. Te arrancaron de mi sin dejar que nos despidiéramos y eso es lo que más me duele, el echo de no poder verte, de no poder contarte todo lo que un día no pude contarte, todo lo que un día no supe decirte, y aunque suele decirse que nunca es tarde para decir cuanto quieres a una persona, me reconcome el no saber si llegué tarde, o fuiste tu la que te alejaste muy pronto.

Mi muy amada, querida y jamás olvidada hermana Carmen, por favor, nunca dejes de cuidarme y abrazarme fuerte, yo lo hago, porque sabes muy bien que nos volveremos a encontrar. 

Porque guardo tu sonrisa en mis cansados ojos, tu valentía en mis maltrechos huesos y tu alegría en un alma que no sabía que tenia. 

La muerte se vuelve real solo cuando alguien muere delante de ti y aunque no estuviera  contigo en ese aciago momento, dio igual porque yo estaba junto a ti y tu muerte nos atrapó a las dos de por vida, llevándose a una y dejando a otra consciente para que luchara contra ella hasta que llegado mi momento pedirle explicaciones del porqué de tan monstruoso desenlace de quien nada a nadie le había hecho en su corta y penosa vida privada del amor de nuestros discapacitados progenitores.

No quiero frenar el tiempo poniéndome agujas en la cara, es mi decisión que el sufrimiento que llevo dentro de mi salga a la luz  con el paso del tiempo, que las nuevas generaciones comprendan que ya nacen medio viejos aunque ellos aún no lo saben.

A veces me resulta complicado dejar de ser quien soy, a veces aunque los errores sirven para aprender, también sirven para aprender a superarlos y aunque las grietas en la piel no cicatrizan nunca, porque el cuerpo no genera suficiente piel en ellas para cubrirlas.

Hoy hermana sigo siendo una mujer  con el alma vacía...

HEREDERA Y GUARDIANA DE TU ESPIRÍTU.

¡TE QUIERO!


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