CORIN TELLADO DICE....
El príncipe está triste, ¿ que le pasa la príncipe?, sus dientes apretados se intentan liberar de su boca desarticulada, ha perdido la risa, he perdido el color, el presidente esté triste en su silla de oro, está mudo el teclado de sus cuerdas sonoras, mientras que en el jardín enmudece el triunfo de los pavos reales,
Parlanchina, la vice-dueña dice cosa insustanciales, y vestida de rojo piruetea actúa como un vulgar bufón,
El príncipe no ríe, el príncipe no siente, el príncipe persigue por el cielo de Oriente la libélula vaga de una vaga ilusión.
¿ Piensa, acaso, en la princesa de la India, o de la China, o de la que ha venido en su carroza desde América-latina, para ver en sus ojos la alegría que desprenden los billetes que hay dentro al abrirla, o en la reina de las de las islas de las rosas fragantes, o en de la que es soberana de los claros diamantes, o en la dueña orgullosa de las perlas de Ormuz?
¡ Ay! del pobre príncipe de la mandíbula desencajada, que quiere ser golondrina, que quiere ser mariposa, para tener alas ligeras, y poder bajo el cielo volar, para ir al sol por la escala luminosa de un rayo, saludar a los lirios con los versos de mayo, o perderse en el viento sobre el trueno del mar.
Ya no quiere EL PALACIO, ni el atril encantado, ni la vice-dueña vestida de rojo piruleta, esa que actúa como un vulgar bufón.
Ni los cisnes unánimes en el lago azul, y están triste las flores por el cardo rojo del palacio, los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte, de Occidente las dalias, y las rosas del Sur.
¡ Pobrecito príncipe de mandíbula desencajada!, está preso de su EGO, al igual que sus continuos y absurdos disparates, en la jaula de mármol de su PALACIO MONCLOVITA.
Un palacio soberbio que vigilan los guardias, que custodian cien negros con sus cien alabardas, un lebrel que no duerme y un dragón colosal.
¡ Oh quien fuera mariposa para dejar la crisálida!,
(EL príncipe está triste, el príncipe está pálido)
¡ Oh visión dorada de oro, rosa y marfil!
¡ Quien volara a la tierra dorada donde los príncipes existen !
( El príncipe está pálido, el príncipe está triste ),
Más mustio que el alba, más mohíno que un mandril.
Calla, calla, príncipe, dice el hada madrina,
Miles de caballos, con alas, hacia ti se encaminan,
En el cinto las espadas, y en las manos el pendón de tu castillo.
Y la feliz dama que te adora, llora, llora y llora en sus aposentos mientras espera.
Y llegan de lejos, vencedores de la muerte, para encender los labios con un beso de amor de la amada de su príncipe.
Y COLORÍN COLORADO ESTE CUENTO SE HA TERMINADO.
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