QUE LA GOMINA NO TE DERRITA EL CEREBRO
No me apetece para nada, pero que para nada ser inmortal, elijo ser inmorible (palabra inventada), inmorible como la inmortalidad del cangrejo, inmorible como todo lo que he sido capaz de resistir y permanezco resistiendo por amor a una hija.
Y creo dentro de mi inmoribilidad, de mi inmorible corazón rebosante de amor por ella, que jamas la voy a dejar un "montón de nada", que siempre la voy a estar esperando en la luna de los arboles crecientes, donde no voy a invitar a nadie hasta que la fiesta no haya terminado.
Porque siempre voy a ser esa roca donde ella pueda lanzar todos sus dolores, todas sus tristezas, todas sus amarguras, todos sus miedos y hacerlos añicos, porque no soy de esas personas que van por la vida cumpliendo unas reglas inadmisibles a las que denominan normales, sensatas incluso racionales, pero si soy de esas otras que presta oídos a su voz interior y no a la de ningún remitente neutro, y son por esos motivos por los que volvemos locos a todos aquellos que no nos perciben, que no me perciben, pero que si lo hacen solo unos segundos antes de transformarnos en mitos.
A veces me entra la tentación de narrar mi historia por el principio, pero como indudablemente ese acontecimiento de mi vida jamas tuvo un "Albor"y menos un final, por lo tanto ¿para que voy a contar algo que no empezó ni termino?...
PUES PORQUE EN MI MUNDO INTERIOR SI TUVO UN INICIO, PORQUE EN MI MUNDO INTERIOR AUN NO HA TENIDO UN FINAL, PORQUE EN MI MUNDO INTERIOR
YO SOY INMORIBLE, Y SI SOY INMORIBLE ¿POR QUE VOY A RELATAR ALGO QUE ES INCONTABLE?
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