EN EL BUZÓN DE LOS CHIVATOS LA VIDA MANCHA
En los preventorios del régimen de Franco donde me arrojaron mis acomodados progenitores como un juguete roto por el simple echo de estorbarles en sus vidas, la comida era un premio no un derecho, ya que según decían los exterminadores que nos golpeaban y de vez en cuando nos regalaban algún que otro conocimiento, con los estómagos vacíos se adquiría no solo disciplina también espíritu de superación y se asimilaba al 100 por 100 todo aquello que se decia o hacia en unas celdas de castigo llamadas aulas.
Esta muriendo el día y yo me volvía a preparar para el siguiente sufrimiento, aunque con mi corta edad era tan hábil que inconscientemente y sin ellos saberlo con sus mortificaciones, poco a poco me estaban convirtiendo en un ser con una capacidad increíble para pasado el tiempo poder ejecutar una de mis frases preferidas, la de ojo por ojo y diente por diente sin pestañear.
Cuando pienso, pienso con eficacia, con maestría ya que no soy persona de andar quemando neuronas por que si, y aunque tengo muy claro que la muerte es la única puerta de salida, de momento y hasta que no ejecute mi venganza mantendré la llave colgada de mi cuello junto a mi pecho, porque en mi corazón no la puedo depositar sencillamente no lo poseo.
Madure mucho no porque sufrí mucho, madure mucho porque sufrí bien.
Hoy soy libre no por lo que puedo permitirme, sino por lo que me puedo prohibir.
Porque ser libre no significa poder hacer lo que a uno le de la real gana, sino poder no hacerlo.
Yo no pierdo el tiempo en entender a nadie, sencillamente me impongo a ellos y a otra cosa mariposa.
Que no te confunda verme llorar porque para nada tengo rota el alma, porque no se puede romper aquello que no se tiene.
Y RECORDAR QUE NUNCA MANDAN LOS MEJORES, SENCILLAMENTE PORQUE LOS MEJORES NUNCA QUEREMOS MANDAR.
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