LA VIDA TE PONDRÁ OBSTÁCULOS PERO LOS LÍMITES LOS PONES TU. ¡NO TE RINDAS!.
Hace muchos, muchos, muchos años existió un sabio anciano que cada día al atardecer le contaba un cuento a su nieto, para que entendiese un poco más sobre sus emociones. Al sabio anciano le gustaba contar historias con el objetivo de hacer reflexionar a su nieto, y de esa forma despertar su conciencia.
Cada día el abuelo encendía la chimenea y, acto seguido llamaba a su nieto para que se sentara junto a él en el hogar y juntos poder conversar.
El niño se acercaba como cada tarde junto al fuego, donde como de costumbre su abuelo ya le estaba esperando.
El nieto notó que su abuelo en esa ocasión parecía algo nervioso, que estaba inquieto, y el pequeño con una voz titubeante le pregunto a su querido abuelo:
-Abuelo, ¿ que te pasa?, ¿te encuentras bien?, ¿ pareces enfadado?...
Y su abuelo le contestó:
-Algo dentro de mi esta sucediendo querido nieto, siento como si dos lobos se estuvieran peleando dentro de mí, en mi corazón.
-Uno de ellos es negro, es un lobo violento, lleno de rabia, vengativo, malo, lleno de envidia.
-El otro lobo es blanco, él es noble, bueno, compasivo, generoso, está repleto de cariño y amor.
Su nieto parecía no entender nada de lo que su abuelo le decía, le mirada fijamente, hasta que de repente y después de un largo silencio, le preguntó:
-Abuelo, ¿ cual de los dos lobos crees que ganará la pelea?.
Y el abuelo contestó:
-" AQUEL A QUIÉN YO ALIMENTE".
Acto seguido su abuelo continuó hablando pausadamente con su nieto el cual atentamente le estaba escuchando mientras le explicaba lo que sentía en ese momento, y cogiendo su pequeña mano le dijo:
Veras, el lobo negro representa el mal y la ira y el lobo blanco el bien y el amor, por eso cuando nos enfadamos, automáticamente se despierta dentro de nosotros el huracán más destructivo que podamos imaginar.
De repente nuestra propia tormenta de emociones se desata sin pensar en el mal que podamos hacer a los que están a nuestro alrededor y en esos instantes, la rabia se apodera del control, y no podremos pensar con claridad, es más probablemente articulemos algunas frases o palabras que con seguridad serán ofensivas y nos arrepintamos nada más decirlas.
Lo más preocupante es que en ocasiones esta ira, esta rabia, se convierten en nuestras compañeras de viaje, y lo mejor que podemos hacer es comprender el significado de nuestra rabia, escuchar lo que nuestro cuerpo nos esta intentando decir, o mejor dicho, lo que nos está intentando "GRITAR".
¡CUIDADO!, nunca hay que reprimir lo que sentimos, y mucho menos la "RABIA" porque esto sería peor, ya que al no manifestar lo que sentimos lo enterramos y tarde o temprano, algún día, el que menos nos esperemos, saldrá y destruirá con palabras o actos nuestra merecida "PAZ INTERIOR".
Fue entonces cuando el nieto le preguntó al abuelo de nuevo:
-Abuelo, no entiendo, ¿ como pueden convivir los dos lobos en nuestro interior?.
El abuelo miro fijamente a su nieto y acto seguido le respondió:
-En mi corazón, en el tuyo y en el de todos los seres humanos, viven dos lobos, uno blanco y otro negro.
-El blanco es amoroso, bueno, gentil, y solo combate cuando tiene que cuidar a los demás o a él mismo. El negro es violento y ante cualquier eventualidad desata su ira y enojo, pelea sin razón, está lleno de ira y odio, solo causa problemas.
-Ambos son importantes, hay que alimentarlos en su justa medida, porque si solo nos dedicáramos a alimentar al lobo blanco, el lobo negro se esconderá y lo atacará cuando nos descuidemos.
"HEMOS DE CUIDAR DE LOS DOS", porque si le prestamos atención solo al malo, será más fuerte y usará su energía negativa cuando lo crea conveniente, por ello, ambos lobos deben convivir en armonía y equilibrio.
El nieto sintió un gran alivio cuando por fin entendió gracias a las explicaciones que le dio su abuelo sobre la historia que le había contado y a su significado, ya que de esa manera pudo comprender un poco mejor a su...
"LOBO NEGRO".