domingo, 20 de octubre de 2024

EL TERCER APELLIDO

La mentira no es mi defecto, si lo fuera diría que soy feliz, pero no lo soy, porque cuando te encierran durante años en un "CAMPO DE CONCENTRACIÓN FRANQUISTA A LOS CUALES LLAMABAN PREVENTORIOS", y te atizan continuamente con una biblia por cada centímetro de tu diminuto cuerpo, llegas a aborrecer la religión.

Cada día miro a través de los barrotes invisibles de mi ventana, una ventana convertida en jaula, y pienso que si fuera libre me elevaría hacia donde tu estas para volver a abrazarte, para que nada ni nadie pudiera una vez más separarme de ti, mientras no dejo de pensar que estamos en una sociedad donde Dios cada vez está menos presente, donde si eres viejo empiezas a estorbar, donde no sabes quienes son tus vecinos, donde la soledad, la tristeza, los problemas económicos, la violencia verbal, el pasotismo, la agresividad, las drogas, la indiferencia, la delincuencia y los asesinatos es lo único que invade los rellanos de edificios enteros "OKUPADOS" por mafias, las cuales se alimentan de políticos corruptos, esos que el gobierno de turno elige antes de engrosar las listas de unas elecciones que no son mas que "EL OPIO DEL PUEBLO" para tenerlo contento cada cuatro años, y que piensen que es "EL PUEBLO SOBERANO" el único que elige su destino, "QUE QUÍMERICOS SOMOS" con el echo de solo pensar en ello, ya que todo lo tienen bien planeado para conseguir el sello de "DENOMINACIÓN DE ORIGEN PATA NEGRA", y una vez adquirido sobornar a todos aquellos que llevan tatuado en su frente "POR DINERO BAILA EL PERRO", y amañarlas mediante promesas entre comillas por cumplir y que nunca llevarán a cabo, y así conseguir introducirles en ellas con un único fin, continuar siendo "ÉL, EL MESIAS", ese ¡ÚNICO MESIAS! dueño y señor de vidas y haciendas.

Que tiempos aquellos donde mi escalera no solo era una escalera, era más que eso, era ¿ como te lo podría explicar?, era como "UN NO SE QUÉ, QUE PARECÍA UN QUE SE YO", en donde todos ayudaban a todos, donde todos se conocían y compartían sus alegrías y sus penas, donde los niños éramos los niños de todos, donde las penas con amor y pan era menos penas.

Cada casa era un mundo, pero un mundo calcado al del vecino de frente a tu puerta, apenas nos separaban cuatro o cinco pasos y ¡ZAS! ya estaban en el pasillo de JESUSA, una mujer sin cintura, redonda toda ella, con un mandil en donde si no estaban dos o tres chiquillos agarrados a el no la terminabas de reconocer, ya que era como un tío-vivo donde los pasajeros eran sus propios hijos, eso sí con más grasa y suciedad que la cocina de un local expendedor de churros.

JESUSA madre de seis hijos, que francamente no tengo ni idea donde los metía ya que su casa al igual que la nuestra no tenía más de 20 o 30 metros cuadrados, pero bueno como venían a este mundo uno tras de otro y no tenían tiempo ni de hacerse mayores, pues siempre imaginé que uno encima de otro o al lado del otro se apañarían bien si no coincidían todos juntos a la vez, en fin, y llegó el día en el que vino al mundo el número siete, y todos los vecinos hicieron una porra para ver que nombre le iban a poner, un nombre sencillo eso sí, solo un nombre que no estaban ellos para hacer excesos poniéndole dos de golpe, hasta que ganó el más avispado y de repente se escucho la voz de JORGE, el padre, y solemnemente anunció que le llamarían como a él ya que nunca se habían atrevido a ponérselo a ninguno de sus hijos por una única razón, ya que su apellido era NEGRETE, y claro que el niño estuviera toda la vida con el mismo nombre del "Charro Cantor" como que a su padre no le hacía ni pizca de gracia pero bueno, el nuevo vecino se quedó con el nombre de JORGE NEGRETE, aunque feo era feo hasta decir basta ( me refiero al niño), con lo cual eso que tenía ganado porque aunque llevase su mismo nombre jamás le iban a confundir con él.

Todos los padres que en ese edificio vivían, antes de que nos levantáramos de la cama para ir al colegio, ya se había ido a trabajar a las fábricas de cemento, o de coches, o a los bares que no cafeterías como las llamamos hoy, o a donde podían o les dejaran sacarse un sueldo decente aunque fuese de fontanero, electricista, pintor o albañil.

Así es que JORGE NEGRETE hijo de JESUSA Y JORGE, al igual que todos nosotros siempre tuvimos tres apellidos, y el de él siempre fue...

JORGE DE NEGRETE Y DE RODRIGUEZ Y DE PEUGEOT.

 

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