EL PRECIO DE MI HUMANIDAD
Recuerdo aquel mensaje repentino que paralizó mi mundo, el cual decía que habías fallecido, que no había podido despedirme, que el mundo no dejó que te dijera adiós, que el mundo no me dejó decirte "te amo con toda mi alma hermana".
Crucé la puerta sin imaginarme que jamás volvería a verte, y te arrebataron de mi sabiendo la falta que me hacías.
Me negó tu asesino el podernos habernos dicho adiós, habernos dado nuestro último abrazo.
DESPUÉS DE CRUZAR LA PUERTA SIGO SIN IMAGINARME QUE YA NO TE VOLVERÉ A VER.
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