CUANDO LA VIDA TE GOLPEA CON TODAS SUS FUERZAS
Solo queda ser valiente aunque tengas miedo, porque no todos podemos encender una luz en un cuarto oscuro.
Hace tiempo que siento por mis semejantes un odio imperturbable, sereno, aunque yo me puedo permitir el lujo de definir este sentimiento como una piedad inactiva, que al fin y al cabo lo mismo da que da lo mismo.
Desde mi ventana observo como pasea la gente, les estudio, les examino, y aunque como se suele decir "LA CURIOSIDAD MATO AL GATO", curioseo descaradamente intentando averiguar por sus gestos y actos como son o que son, y la huella que en mi retina queda impregnada al observarlos no es otra que dejarme llevar por las inmensas ganas de gritar, de gritar muy fuerte para que puedan escuchar lo que en ese instante pienso de ellos, de como alguna que otra vez les amo, de como alguna que otra vez les odio, de como seria capaz de tirarme desde mi ventana solo para morderles y que pudieran reaccionar ante mi desprecio, mientras les abrazo con asco, mientras les hago saber con mi semblante que no me sale ni por un segundo pedirles que me perdonen.
A lo largo de mi vida he aprendido a descubrir la infidelidad, sin embargo nunca se me ha ocurrido odiar al infiel, puesto que los he considerado siempre como unos notables licenciados en ese arte, un arte llamado amor pero sin datos suficientes.
Y no, no he cambiado continuo siendo la misma, solo estoy enferma de "AMOR", una enfermedad en un mundo en que lo natural solo es...
¡EL ODIO!
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