EL QUE TIENE VERGÜENZA, ¡¡ NI COME NI ALMUERZA!!
Porque vine sin queriendo a un mundo inverecundo, yo ya tengo por lo menos las tres cuartas partes del camino recorrido...
¿Y, tú qué?
Pues eso, que el que tiene vergüenza ni come ni almuerza.
Porque a mí el ser una "SIN-VERGÜENZA", me continua salvando la vida, pues eso, pues "poseído"...
¿Por qué la pluma rabelesiana de Santiago Ontañón me completó lo que su pincel pagano y mojado en sensualismo nos pintó de Don o Doña, Inverecundo, Inverocunda?...
¿Qué sentimiento amistoso le impidió contarnos las andanzas y malandanzas de su conterráneo el armador don inverecundo, el montañez salaz cuyo invierno sencillamente era una brasa cubierta de nieve?.
Porque sobre Don Inverecundo , las "Gracias" habían volcado todos sus favores menos los de tipo físico, porque, eso sí, el osado montañéz era rico, nada desequilibrado ni estúpido, pero sí era simpático, generoso, valiente etc, etc, etc, pero más feo que Picio, ¡ojo! solo por fuera que no por dentro, aun así dio una lección de humildad....
CUANDO POR FIN TODOS JUZGARON POR SUS HECHOS QUE NO ERA FEO, QUE SU BELLEZA ERA UNA CREACIÓN TOTAL.
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