MORIR EN NAVIDAD EN LAS TRINCHERAS
Porque ahora no es el momento de pensar en lo que tienes, porque ahora es el momento de pensar en lo que puedes hacer con lo que tienes.
Pensar que miles de personas defendiendo sus países, sus creencias, sus familias, sus hogares, hoy luchan en las trincheras para no solo hacer un mundo mejor, ¡no!, luchan para que por lo menos se quede igual.
Ilusos, ¿acaso creen que los dioses les escuchan?, para nada, sencillamente se divierten como sus hijos adolescentes arrancados de sus brazos, por descerebrados inmersos en causas indescriptibles que no tienen ni pies ni cabeza, les arrojan como desperdicios cargados de munición a unos frentes donde hombres sin escrúpulos los utilizan sin remordimiento alguno como defensa de primera línea de fuego, para si más tarde tienen tiempo enterrarlos una vez sido acribillados a balazos bajo toneladas de cal viva junto a sus madres y hermanas violadas, hermanos recién nacidos, ancianos y por que no mascotas.
Les obligan a excavar zanjas kilométricas donde meterse, no sin antes lavarles el cerebro diciendo que son para defenderse de un enemigo que no existe, y puedan disparar con armas de verdad al mismo tiempo que se protegen de el, aunque salgan y salen ¡PROTE-JODIDOS!, y bien ¡PROTE-JODIDOS!.
Cavan su propia tumba, eso que se ahorran los militares de alto rango que no han visto ni por asomo una bala ni tener que ensuciarse sus trajes de gala cuando el ministro de turno les ponga en el pecho una medalla por los méritos conseguidos por sus tropas.
¿ Que pasa con los que sobreviven?, psicologicamente acaban destrozados, físicamente y con suerte algún que otro miembro mutilado, una pensión cutre, una vida destruida por ¿ dios, por la patria y por el rey?, en fin, que fuerte.
Hoy es Navidad, para mi un día cualquiera mas donde durante todos los años de mi existencia continuo preguntándome ¿ que hay que celebrar?, ¡NADA!, eso sí lo que nos queda es tener que aguantar miles de anuncios donde todo es abundancia, lujo, comilonas, gente con sonrisas de oreja a reja, brindis por ¿ LA PAZ EN EL MUNDO?, pero que paz ni que niño muerto nunca mejor dicho lo de ¡NIÑO MUERTO!.
Estamos en un mundo en el que vivimos saturados hasta la aberración, entrópico y primitivista, en el que las ciudades se elevan como arboles centenarios traídos de selvas milenarias, y que sus gobernantes las destruyen cuando sus estadísticas no les cuadran, en donde los sentimientos se van retrotrayéndose a la pulsión matriz de la que nacieron, esperando alimentarnos los unos de los otros mientras aguardamos el momento de que nos llegue una irremediable decadencia acompañada de una destrucción total de la raza mal llamada humana.
Más pronto que tarde deberíamos de enseñar a avanzar por esos estrechos túneles que llaman trincheras, a nuestro futuro presente, para que mientras lo hacen se vayan deshaciendo de cargas que solo producen muerte y destrucción, esperándoles al final de ellas, para hacerles comprender que la vida es bella, la de ellos y la de todos los que dejaron tras de sí...
SI HUBIERAN SEGUIDO CELEBRANDO LA NAVIDAD EN LAS TRINCHERAS.
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