LAS IMAGENES QUE NUNCA DESAPARECEN
A los músicos negros no se les autorizaba tener recuerdos de Johnny Brown, tampoco les dejaban que recordaran ningún episodio de su vida, sencillamente tocaban mentalmente con "EL", nada mas, y de sus almas blancas salían de sus manos negras unos blues siniestros que recordaban los azotes, los lamentos, los llantos y la incapacidad de las almas negras de manos blancas, que les perpetuaban en una eterna esclavitud.
Tocaban, y en aquella orquesta imaginaria jamás faltaba el clarinete, ni la voz festiva de Johnny Brown, "EL NEGRO" al que dejarían en el cementerio de una ciudad que nunca habían esperado conocer.
El coche con los restos de Johnny freno en seco, y un cortejo irreal compuesto por los músicos negros y algún que otro blanco, mezclado junto a un pelirrojo que Satanás seguro sabia quien era, ayudaron a dejar el ataúd en tierra.
Todo estaba preparado en las mentes de aquellos que nunca le olvidarían, y con el respeto mudo merecido, amarraron unas cuerdas plateadas a los brazaletes, depositando la caja negra lentamente en el fondo del hoyo.
Todos dijeron unas palabras, palabras llenas de dolor, palabras insonoras, todos salvo los idiotas blancos que estaban al frente de dicha ceremonia, y que de ante mano habían dispuesto que no hubiera ninguna homilía porque nada podía decirse a un musico de esa especie, ese musico que solo canto y toco el clarinete para dar ritmo a la danza...
YA ESTA MUERTO....¡ERA LO UNICO QUE PODIA DECIRSE!.
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