DISCULPA-ME MIENTRAS ASESINO AL CIELO
La luna brillaba en lo alto, el firmamento azul aparentaba centellear con un resplandor tan intenso que las estrellas mayores abrasaban sus esferas; las luces septentrionales proyectaban sus tenebrosos destellos en un horizonte invisible; las nubes tacañas y pequeñas que flotaban en las alturas se encontraban cargadas de resplandores; pero no obstante su vasta gama de luces ni siquiera se acercaba a refulgir tanto como lo hacia en ese momento la tierra.
La niebla de anoche se habia congelado al caer, y mediante esta simple magia dejo que la convirtieran en un maravilloso calidoscopio, Los arboles estaban alhajados con diamantes y gemas multicolores; y los edificios que se hallaban frente a mis ventanas se encontraban recamadas en plata.
La calle que me separaba de ellas parecian asfaltadas con un resbaladizo brillo; y mis ojos divisaban un sin fin de escenas familiares junto a unas grandes mesas mientras aquellos que se encontraban sentados alrededor de ellas aparentaban que se estimaban.
Ahora vuelvo....llaman a la puerta...
A veces, a mi alrededor, todo me parece tan difuminado, tan trepidante, tan quebradizo, que pienso que mi mundo no es mas que el reflejo de un mundo pasado, un mundo que me exige a impulsarme si o si hacia un futuro en el cual voy a continuar estando tan lejos del bosque, que aunque pretenda cobijarme a la sombra de los arboles mas grandes, aun me va a quedar mucho por deambular en el laberinto de su espesura antes de que me permitan descansar bajo sus ramas.
Ahora vuelvo....llaman a la puerta...
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