AL CUMPLIR LOS CINCUENTA Y OCHO AÑOS
Existen pocas personas en el mundo tan sensuales como ella...de la cual, considerando su licenciosa y excepcional naturaleza, elijo silenciar su nombre.
Este ser tiene un acuerdo establecido con el mundo y por encima de todo con los hombres cuyo oficio es el de proporcionar a los calaveras los objetos necesarios para el alimento de sus delirios.
Todas las mañanas acude a la llamada del amanecer, sale de entre las sabanas de seda negra y lentamente medio tropezando con el quimono que a medio poner deja ver solo uno de sus perfilados hombros, se dirige hacia la ducha que la espera impaciente para poder sentir una vez mas su cuerpo desnudo, para poder dejar caer el agua caliente sobre su melena rubia, sobre su cara, sus tersos pezones, su ombligo adornado con un diamante en forma de pera, y lentamente llegar hasta el lugar mas deseado, mas ansiado y ser la primera en conquistarlo.
Sale para encontrarse con aquellos que esperan desesperadamente cruzarse en su camino, para deleitarse de su perfume, de sus muecas, de su peculiar voz y sobre todo de esa forma de andar tan segura, tan arrogante... tan despreciativa.
Para en una terraza donde un camarero de Costa de Marfil la sirve un te frio justo a la una antes de almorzar, se recrea observando a la gente que pasa delante de ella por encima de sus gafas negras, y al mismo tiempo suavemente unos guantes de igual color, esos que custodian sus delicadas y blancas manos, manos que acarician la copa helada, mientras que sus labios rojos poco a poco se van acercando a ella la besa y comienza a saborear su contenido.
PASÓ FRENTE A ELLA, Y ELLA LE REGALÓ UNA SONRISA, LE MIRÓ CON MIMO..
UN MIMO QUE LE MANIFESTABA QUE YA NO SE CONFORMABA CON DESEARLE, CON SENTIR SUS LABIOS, SUS CARICIAS LLENAS DE TERNURA EN MEDIO DE LA SOLEDAD DE UN MUNDO INAMOVIBLE....
UN MIMO QUE LE ESTABA EXIGIENDO QUE LA AMARA.
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