sábado, 17 de septiembre de 2016

HIJA DEL TENDEDERO

Me he criado a ratos pero unos ratos inolvidables, con los mocos resbalando por los orificios de la nariz hasta que el labio superior de mi diminuta boca los frenaba, y las mejillas rojizas y mugrientas por falta de agua para higienizar-las esperaban a que alguna alma caritativa les pasaran o pasasen un pañuelo de hilo blanco y de esa manera tener una excusa para poder lavarlo, y con esos ojos grandes deseosos de comerse, beberse, o descubrir el mundo de mas alla de la corrala, viendo colgar bragas de cuello vuelto de las decentes de las que se llamaban cristianas y calzoncillos blancos con forma de bombachos, en unas cuerdas donde al otro extremo siempre estaba un ser humilde, entrañable y robusto, de pechos grandes y bata floreada que intentaba disimular la enorme barriga niñera, esa barriga que fue hogar de hijos deseados, de mas de dos y de cuatro y de muchos mas nietos unos de sangre y otros de acogida porque no quedaba otra que echar una mano a la madre soltera de turno que no tenia con quien dejar a los chiquillos para irse de madrugada a ganarse un pan, un pan  pero un pan de verdad, el autentico pan bendito.
Donde al otro extremo siempre que mirabas de frente las veias, y siempre esperabas que te regalaran una sonrisa de esas de oreja a oreja o de boca a oreja que hablar se hablaba o se gritaba y mucho por eso de estar pelin lejos del otro rellano de enfrente, donde el nudo de la cuerda terminaba su camino haciendo tope en una alcayata recogida de cualquier muladar.
Unas sonrisas envueltas en un calor gratuito de los de verdad, donde asomaban modestos unos dientes desaliñados pero divertidos, que aun privados desde hacia tiempo de sus facultades para el oficio que fueron creados siguen orgullosos levantando el decorado en cada mueca, en cada risa, en cada obertura o preludio de la opera de sus marginales vidas.
Y que generosamente entre paño de cocina y paño, entre braga y braga, entre calzoncillo y calzoncillo, entre mantel cubierto de lamparones y mandiles demasiado usados, te hacian llegar sujetas con unas pinzas de madera gastada y muelle oxidado sus manos, unas manos que con el simple echo de mostrarlas ya  engrandecian el gran patio de luces que nos cobijaba, protegia, defendia y nos auxiliaba a todos los desheredados, a todos los olvidados, a todos los ignorados, a todos esos que tanto ese dios quiere y que por eso hizo tantos, en definitiva pongamos que hablo de ! NOSOTROS LOS POBRES!.

COMPRO ARROZ PARA VIVIR
Y FLORES PARA TENER ALGO POR LO QUE VIVIR.




No hay comentarios:

Publicar un comentario