OCHO DE OCTUBRE DOS MIL QUINCE
Querida hermana Carmen te escribo para contarte que ayer he estado en la calle Doctor Sanchez donde vivimos tu y yo un tiempo que jamas voy a poder olvidar ni pretendo hacerlo.
He paseado por los mismos lugares donde en algunos momentos me ha parecido que ibas a doblar la esquina para asustarme, como te gustaba hacer cuando jugando al escondite incluso antes de terminar de contar cien, no solo no te ibas corriendo a buscar un lugar donde agacharte y esperar a que te encontrara, si no que valientemente te quedabas a mi espalda y cuando unos instantes antes de terminar, tu me agarrabas con fuerza de la cintura haciendo que mi corazón se acelerara del susto tan morrocotudo que me dabas y que hoy por hoy sigue sintiendo lo mismo cada vez que pienso que quizás en algún momento tu volverás a no dejarme terminar de contar cien, y poder percibir tus brazos rodeándome, y sentir en mi mejilla el beso de recompensa para amortiguar la angustia de ese instante, y que siempre me estampabas con fuerza para apaciguar de esa manera la rabia por haber caído una y otra vez en la misma trampa que siempre te gustaba hacerme.
Te echo de menos, han pasado treinta y dos años sin saber de ti, de lo que te paso, de lo que hicieron contigo, la incertidumbre de no tener respuesta al porque, al como, al donde, a quienes te arrebataron de mi lado me consume cada instante, es como si me arrancasen el corazón cada día y volvieran a introducirlo cada noche en el mismo hueco encallecido y yo voluntariamente les dejara hacerlo, y solo para tener la esperanza de que un nuevo amanecer me de la oportunidad de que ese esa el ultimo sin ti y te devuelva conmigo, aun a riesgo de que me lo vuelvan a extraer a la mañana siguiente, pero no me importa el dolor se ha convertido en un entrañable e intimo amigo que de tanto acompañarme ya incluso me consuela, junto a la soledad y el silencio.
La mañana era un poquito fria, sabes que siempre me ha gustado vestir totalmente de negro y llama bastante la atencion de la gente que pasa por mi lado ver a una persona que con tanta dignidad y con porte quijotesco luce a esas horas vestimenta tan inapropiada.
Estaba helada, o mejor diria yo muerta, porque muerta estoy desde que no estas conmigo. Mis manos enfundadas en unos guantes de piel seguian estando frigidos, y mis pies hacian juego con ellas para que no se sintieran tan solas.
He caminado y caminado mirando, observando cada rincon, cada quicio, cada portal y cada local donde antes habia un dispensador de aceite, leche y huevos o pan ahora o hay un cartel de se alquila o lo regenta una familia asiatica.
Que inmenso me parecia entonces ese barrio de casas sin ascensor, de calles sin asfaltar, donde pasaba el tren, ese que cada hora nos anunciaba a los mas pequeños que no nos acercaramos a sus vías, ya que carecían de protección y nos podía llevar por delante si osadamente nos atrevíamos a cruzarlas, como así por desgracia paso con una de nuestras amigas un años después.
Han puesto bancos pero de los de sentarse, y las calles ya no son de tierra, ¿recuerdas como se ponían cuando caían unas cuantas gotas?, !que horror!, menudo barrizal.. como lo pasábamos ¿verdad? y anda que no nos hemos llevado palizas por llegar a casa de la tía mari y el tío gregorio y la prima paqui de barro hasta el culo, bueno lo del culo es un decir porque íbamos rebozadas como croquetas en pan rallado.pero eramos felices y esa felicidad efímera es la que me mantiene cuando lo recuerdo un poco mas cuerda.
Eras, perdón !ERES! porque para mi sigues viva mientras yo siga respirando y mi cuerpo caminando por este mundo sin sentido, !LA MAYOR! por el simple echo de haber nacido unos años antes, pero no ejercías de ello, no sabias ser mala, desconfiada, pero yo si lo fui y lo sigo siendo aunque tenia algo en mi contra y es que mi edad y mi constitución no me permitía protegerte, pero eso hace tiempo que ha cambiado porque ha aprendido a golpe de ostias eso si, que para aprender hay que perder, a devolver los golpes, los de antes y los de ahora con intereses, con astucia, con inteligencia, y con mucha, mucha pero que mucha perversidad y ninguna misericordia.
Demasiado buena, demasiado inocente, demasiado confiada, demasiado tonta, yo sin embargo siendo la pequeña, la enclenque, la enfermiza, la escuchimizada, hoy por hoy soy la hija de puta mas grande que madre pudo parir para desgracia de muchos, y de vez en cuando pero muy a menudo les suelo recordar que seguimos "juntas las dos, tu en mi y yo en ti para siempre" y mas unidas que nunca, mas que nada por si han tenido la mala idea de intentar borrarnos de sus podridas mentes.
He parado por unos instantes y he levantado la vista hasta el cuarto piso de la casa donde vivimos y te he vuelvo a ver, si te he vuelto a ver, tu pelo oscuro, largo, tu cara redonda, tus ojos grandes y he escuchado como me gritabas "PEPI SUBE A COMER", una y otra vez, y yo ni caso, vamos como el que oye llover.
Era entonces cuando la malvada ama de llaves del castillo te obligaba a bajar a buscarme no sin antes regañarte por no haber cumplido bien sus ordenes.
Bajabas, me cogías del babi y me decías "jolines siempre me haces lo mismo, ahora nos la vamos a ganar", !déjame! te decia revolviéndome !que me dejes porras!, !que no pepi! !venga! !vamos!..
De mala gana y sujetada por las fuertes manos de mi hermana mayor a trompicones me arrastraba escaleras arriba hasta llegar a casa de quien siempre me decia !te quiero como una hija!," como una hija", que fuerte, podía haber quitado el como, y a continuación pedazo de tortazo" bumeran"me explico de los de uno de ida y otro de vuelta, el devuelta se lo llevaba siempre mi podre hermana.
Por cierto ¿sabes que veo en código de barras, que me tengo que poner gafas?, si es cierto y no veas como me incomodan, aunque he decidido que si tengo que hacerlo pues voy a llevar las mas caras del mercado, en las que lo que mas cuesta son los cristales de alta gama, que para eso esta el dinero para invertirlo en uno mismo ¿no crees?.
Tu ya naciste con problemas en la vista, te recuerdo siempre con ellas puestas, incluso cuando se monto la mundial la vez que en la sierra las perdiste, que no fue por tu culpa que la indigente intelectual de nuestra prima paquita hizo la gracieta de esconderlas y luego la muy caricaturesca no se acordaba de donde. Pasamos horas y horas busca que te busca, no paraba de farfullar la mama pepi y la mama mari como le gustaba que las llamaran, lo mal que tratabas las cosas y lo que les costaba que las tuvieras. En fin, ¿que tratabas mal a las cosa? ¿que les costaba comprarlas?, hay que joderse con las dos, !pero si cada mes recibían pasta de Suiza (poca eso si) de su hijo y hermano alias nuestro cromosoma "Y", para los que oficialmente debían de ser gastos de manutención! y que claro esta no hacían otra cosa que despilfarrar los francos en seat 1500 , casas en Monte Igueldo y vacaciones en Valencia, y que por supuesto en sus planes nunca nos encontrábamos nosotras.
Mientras mi memoria no paraba de trabajar para intentar por los menos organizar cada instante vivido en esos espacios, mis ojos endurecidos por una mirada inhumana con razones irracionablemente incomprensibles aun pasado tanto tiempo, no paraban sin inmutarse de arrojar una tras otra lagrimas de horror e impotencia, por no haber podido hoy por hoy ejecutar mi vendetta con quienes escudados en la frase"eran otros tiempos" se permitieron el lujo de descuajar unas almas tan inocentes y puras.
Eran ya las dos de la tarde pasadas pero ni ganas de comer tenia, continuaba sumida en un caos interno tan doloroso que incluso cuando intente levantarme para proseguir con uno de mis tantos via crucis, mis piernas no acertaban a obedecer a mi cerebro y solo temblaban sin querer hacerlo y renuncie a ello para coger fuerzas de donde siempre las he tomado "nosotras".
Por fin despacito muy despacito, paso a paso, desfallecida por tanto enternecimiento, fui dejando parte de mi en esas baldosas no precisamente amarillas, para que quien sabe si alguna vez tu haces el mismo paseo que yo, la esencia que quede impregnada en ellas pueda por piedad traerte hasta mi.
SI AMAS DE VERDAD
NI EL DOLOR NI LOS RECUERDOS REMITEN.
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