LA CENTINELA DEL TÍO VIVO, DEL TRAPECIO Y DEL BALANCÍN.
Intensa, limpia y afilada como un cuchillo, así es la venganza en "El Viejo y Nuevo Testamento", esos libros donde "la tolerancia cero" brilla por su ausencia, donde tanto los pecados mortales como los veniales campan a sus anchas, para los de la logse "se vulneran sin control".
Porque todos tenemos escaparate y trastienda donde se habla a oscuras, donde algunos son tontos hasta almorzar y luego les dura todo el día la memez, donde esos mismo intentan tomar atajos en los callejones con la señal de "sin salida" aun siendo conscientes de que los teatros cierran los lunes. Otros por el contrario nos esforzamos en no vivir en el pasado, pero si en echar de menos los momentos compartidos con aquellos que quisimos, con aquellos que nos quisieron, con aquellos que tocamos, con aquellos que nos tocaron aunque solo fuera por un instante, aquellos que físicamente ya no se hayan entre nosotros, aquellos que si se preocuparon en que aprendiéramos que convertir las buenas intenciones en acciones no dependía de nosotros si no de la mano que nos guiara, aquellos que si se empecinan en continuar existiendo dentro de nuestras almas es sencilla y llanamente para que no nos quedemos sin hacer nada por ellos.
Porque lo que siento es un "dolor agradable", porque no se si ese sentimiento tiene sentido alguno, porque tenemos que dejar de hablar de "presuntos", porque debemos de empezar a hablar de "condenados", porque en el cuento de "El Mago de Hoz"...
DOROTHY VOLVÍA A CASA.
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