TE BESÉ LA PIEL LAS VECES QUE ESTUVIMOS JUNTAS, Y CONTINUO CONTIGO PORQUE PUEDO SEGUIR BESANDOTE EL ALMA.
Porque ignorar un problema no te libra de él, porque has de afrontarlo incluso aquel que has dado por perdido, ya que aunque no tenga solución o simplemente no pueda arreglarse, a ese también hay que darle no una si no infinitas oportunidades para que llegue a buen puerto, y cuando eso suceda, aceptar el como, el cuando y el porqué de todo lo sucedido, porque completar todas las piezas del rompecabezas de algo que no debió suceder no es para nada fácil, es complejo, desesperante y en la mayoría de las ocasiones imposible de resolver.
Pero yo rompí las reglas porque mi promesa no fue ¡TE BUSCARE TODA MI VIDA!, porque mi promesa fue mientras miraba atrás y pensaba lo que me susurraban los que me rodeaban de que "MENOS ES MAS", yo solo no pensaba en lo que me decían si no que les contestaba que para mi "MENOS NO ERA MAS", que para mi ¡MAS SIEMPRE FUE POCO Y QUE TE BUSCARÍA HASTA QUE TE ENCONTRASE¡, como así ha sido.
Y es entonces cuando empiezo a recordar "EL ÚLTIMO VERANO", el último en el que nos hacían poner para caminar por la arena del mar unas cangrejeras como llamaban entonces a las zapatillas de plástico transparentes y así no hacernos daño en la planta de nuestros pequeños pies, y es entonces cuando empiezo a recordar las últimas heladerías donde juntas compartíamos un polo de hielo de sabor a limón, y es entonces cuando empiezo a recordar como descalzas tu y yo hermana pisábamos las baldosas recién fregadas mientras corríamos riendo perseguidas por alguien que nos gritaba muy fuerte ¡MAL EDUCADAS! por el pasillo de la casita baja donde nos recogieron unos familiares de aquellos que intentaron sin conseguirlo protegernos todo lo que pudieron hasta que nos arrancaron de sus brazos.
Y es entonces cuando recuerdo la sal del mar, y el dolor de nuestros hombros quemados por el sol, recuerdo el olor de los paños de vinagre que nos poníamos encima de ellos para aliviarlos, y es entonces cuando recuerdo guardar las bicicletas de hierro sin frenos, con las ruedas a medio hinchar y parcheadas en una especie de chamizo de madera medio derruido y lleno de cacharros viejos con el suelo de tierra.
Y los días junto a ti no me parecían nunca lo suficientemente llenos de horas donde disfrutar de tu voz, de tu compañía, de tus risas, de tus caricias, de nuestras cogidas de las manos y los besos que nos dábamos.
Las noches junto a ti hermana tampoco me parecían lo suficientemente llenas de horas aunque esas horas siempre estuvieran llenas de ratones de campo corriendo pero sin mover la hierva.
Recuerdo ese verano constantemente porque cuando llega cada año solo deseo volver a...
MI ÚLTIMO VERANO CONTIGO.